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ARTE NACIONAL

martes, 19 de julio de 2011

Un mundo bizarro

La inversión de valores está llegando a un grado tal que ya los principios, las costumbres, las normas morales y sociales ahora tienen que esconderse, para dar paso a los códigos que prevalecen en el ambiente.
Si usted no viste una camisa rosada o floreada de las que usan los "gays", le dicen que está "old fashion",  y se burlan diciendole viejo, obsoleto, y fuera  de moda.
Ese es un estilo que se impone desde la televisión, y el que se aferra a su saco y corbata no es considerado de este tiempo.
Lo mismo ocurre con la denominada música urbana.
La sociedad está alarmada por el contenido de muchos temas que se difunden por la radio, donde se incita a la violencia, se emplean palabras groseras y vulgares, se estimula el consumo de drogas, y el que proteste por ello es una persona "quedada", que no marcha al ritmo del tiempo ni de la época y que se opone a la juventud.
No es que usted se oponga al ritmo ni a sus canciones, sino que clama por la moderación del contenido, pero al articular su defensa lo que argumentan es que se quiere impedir las expresiones musicales de la juventud.
Lo más penoso es que aparecen alcahuetes en la misma comunicación que atacan cualquier acción encaminada a impedir que se sigan cometiendo esos desmanes.
Cierto es que la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía se rige por un reglamento obsoleto, que por mucho tiempo se ha hablado de actualizarlo con una Ley que vaya más acorde con la época. Sin embargo eso no se ha hecho, y de ello se agarran aquellos que contaminan la radio y la televisión con su procacidad, exaltación de los vicios y la violencia, pretendiendo que nadie les ponga freno.

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