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ARTE NACIONAL

lunes, 25 de julio de 2011

Concursos de aficionados

26 julio, SANTO DOMINGO *-. Como parte de un domingo cualquiera, de esos que no se encuentra nada que hacer, enciendes tu televisor y te encuentras con un programa de aficionados de esos que desde  los años 50 prometen el "éxito" a los participantes.
Hay gente que tiene la falsa creencia de que los concursos de cantantes se remontan a los años setenta y ochenta, con los festivales de Rafael Solano y posteriormente con Johnny Ventura en Cuánto Vale el Show? y no es así.
En los años 50 ya existía "Buscando el Exito" en el Radioteatro al Aire Libre de La Voz Dominicana, donde a los ganadores  les daban fundas de Menta Ecla "agradable al paladar", Sudorina Estrella Azul "que el mal olor elimina", un frasco de Emulsion de Scott y un ejemplar del Almanaque Bristol.
Que todavía existan esos programas es una obsolecencia, mucho más en una época en que las condiciones vocales es lo que menos importa.
Ve uno a un jurado de "teóricos" descalificando jóvenes cantantes porque "desafinaron", no "vivieron"  las letras de las canciones, o porque tuvieron "fallas en su movimiento escénico". Exigencias todas que si se plantearan a las figuras que hoy día predominan en el mercado de la música, es seguro que "el parnaso" se quedaría huérfano.
Se quiere la excelencia en el canto, y se habla de que se anda "buscando el éxito", cuando la antítesis de todo lo que se quiere es lo que predomina en la radio, en la televisión y en los escenarios de hoy en día.
Vaya usted a ver quienes son las figuras que se promueven como "estrellas" en los festivales y conciertos de verano, los que están haciendo  los llamados "featuring", como les dicen ahora a la participación de dos cantantes en un mismo tema.
Como un ejercicio de entretenimiento para determinar quién mejor canta, esos concursos de aficionados del canto en la televisión, muy bien pasan. Pero en el fondo no son más que una fábrica de frustraciones para los jóvenes que ganan, porque después de eso se encuentran con que no van para ninguna parte. Bueno, al menos les prometen ganarse un millón de pesos, y "algo es algo".
Puro fetiche en un mundo artístico bizarro. El espejo roto, en que nadie debería mirarse,.

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