"Maestros del arte"

Los músicos de academia se resienten con justificada razón cuando escuchan que se le da el título de "maestro" a cualquier ejecutante urbano de esos que se improvisan en agrupaciones que tocan el denominado "mambo" de la calle, sin ningún tipo de formación, aunque si con habilidades para desenvolverse con el instrumento que tocan.

Y es que con ello los comparan con verdaderos maestros, como Jorge Taveras, Ramón Orlando, Rafael Solano, Dioni Fernández, que son músicos de probada reputación y formación.

Lo mismo ocurre en el plano de la actuación, tanto en el cine como en el teatro.

Comedietas que no son más que libretos alargados de programas de humor de televisión  alcanzan la categoría de obras teatrales, y como tales hasta son nominadas para los premios, al igual que actuaciones sin ningún tipo de valor artístico de gente improvisada, que no son

actores.

A los verdaderos actores les duele cuando ven nominados como Actor del Año en teatro o Actor de Cine, a megadivas y presentadoras de televisión que sencillmente son colocadas como señuelos en comedias teatrales y algunas películas.

Todo esto forma  parte del relajo y la degradación que ha experimentado el arte en sus diversas manifestaciones, con el agravante de que quienes más llamados están a categorizar y a colocar las cosas en su justo lugar, han terminado arrastrados por la vorágine que se ha desatado.

Esto es verdaderamente penoso, muy penoso.